Ciudad-Jardín
2011
[…] K. Vagradova vive la ciudad, la recorre, la disfruta, busca el entramado que no se refleja en los mapas, y establece una nueva cartografía fundamentada en lo que la luz hace visible y en la que los barrios tienen en común elementos universales: las sombras de los árboles proyectadas en el asfalto, las veladuras impuestas a algunos edificios en peligro de derrumbe o los textos ornamentando muros que ocultan deterioro y especulación, son imágenes cotidianas que vienen al encuentro de cualquier ciudadano con una mínima inquietud estética.
Las obras parten de los sentidos, de los olores de las especias del mercado, del sonido del aleteo de las palomas, del tacto de un muro frío y deshabitado, del calor de las flores en los balcones, de la imagen de uno mismo devuelta por la vidriera de un escaparate, del tráfico bullicioso, de la quietud que ofrece alguna plaza con una fuente machadiana. La vivencia de la ciudad resulta fundamental para establecer una conexión con las obras de la artista moscovita y el filtro de los sentidos como nexo universal. […]
El tema urbano aparece asociado a las obras de Karina desde hace años. Ha realizado exposiciones y diferentes series pictóricas inspiradas en la ciudad, la calle, las texturas, las superficies, los materiales y el entorno urbano en general. Ciudades de piedra, Pinturas rupestres. Siglo XXI, Una leyenda urbana, Calles contra sentido son los títulos de algunas de sus series y exposiciones.
Quizá para finalizar esta presentación lo mejor sea escuchar lo que la artista nos ha contado acerca de este proyecto:
La expresión Ciudad-Jardín refleja mi utopía personal favorita: fundir la urbe y la naturaleza. El proyecto representa esta fusión simbólica. Jardín también en el sentido de un espacio habitado por diferentes elementos y motivos, donde en el mismo plano conviven calles, arquitecturas y los pequeños oasis de la naturaleza, que crean ecos y sombras, se reflejan, se entrelazan con los mosaicos de los suelos y los muros, con los tatuajes en la piel urbana… Nuestro deseo implícito de convertir ciudades en jardines verdes y no en desmesuradas “junglas” de hormigón no va tan dispar con el concepto del movimiento urbanístico fundado por Sir Ebenezer Howward, quien en su libro “Ciudades Jardín del mañana” proponía sustituir las ciudades industriales por otras más pequeñas rodeadas de tierras agrícolas, mezclando la ciudad con el campo para mejorar la salud y el confort de sus habitantes. Fue en el 1902, pero ahora, más de un siglo después, puede que sea el momento de volver a la idea.
Eva María Marín Jordá
Profesora Titular de Universidad
Universidad Politécnica de València