Karina Vagradova

Callegrafías

«Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos sino lo que somos.»

Fernando Pessoa


“(…) la ciudad no cuenta su pasado, lo contiene como las líneas de una mano, escrito en las esquinas de las calles, en las rejas de las ventanas, en los pasamanos de las escaleras, en las antenas de los pararrayos, en las astas de las banderas, cada segmento surcado a su vez por arañazos, muescas, incisiones, comas.”                                                   

 Italo Calvino

«El mapa no es el territorio»

Alfred Korzybski

El proyecto Callegrafías es una reflexión sobre lo que representa para nosotros el entorno urbano. Profundiza en la dimensión subjetiva de la ciudad que ve como una fusión entre nuestro yo y el espacio exterior. La ciudad depende de los ojos que la miran, de las experiencias individuales o comunes, de nuestra memoria. La ciudad la hacemos los transeúntes.

Igual que nosotros, nuestras ciudades también son únicas e irrepetibles. Cada una posee su historia, su alma, su carácter. La ciudad que habitamos a diario, no es un símbolo, no es una dimensión inmóvil, imperturbable. La ciudad vive, cambia, crece, se desarrolla junto con nosotros, sus habitantes. Es un espacio recorrido, sentido, experimentado y en continua transformación. Lo que hace diferentes las ciudades somos nosotros, nuestras vidas, nuestras acciones, nuestras formas de ver.

El proyecto está inspirado en la poética urbana, la estética de lo habitual, de lo cotidiano, de lo que siempre está ante nuestros ojos o bajo los pies, a lo contrario de algo rebuscado, exótico, espectacular. Me refiero a la “piel” de una ciudad, que no es su cara representativa, los monumentos reconocibles o los edificios emblemáticos. Busco la belleza callejera peculiar e íntima que posee una ciudad, y que a la vez comparten todas las ciudades. Es la misma, pero es diferente, y estas diferencias se descubren al habitar una ciudad, al estar dentro, al atravesarla una y otra vez. No se percibe con una mirada indiferente; las calles que atravesamos cada día llevan sus signos y marcas personales que conservamos en nuestro subconsciente igual que el tacto de la piel de un ser cercano… El mapa no es el territorio. Por eso la experiencia directa adquiere aquí suma importancia.

Inspirada en Ciudades Invisibles, obra inmensa de Italo Calvino, parto de la ciudad de Valencia y voy descubriendo y “grafiando” otras ciudades. Mi propósito es conseguir una serie de cuadros-ciudades, plasmados con una simbología propia; crear una cartografía íntima, un mapa personal que seguir con la intuición y no con la brújula.